El propósito del lenguaje es revestir
el pensamiento y ponerlo a disposición de los demás. Cuando hablamos, evocamos
un pensamiento y le damos vida, haciendo audible lo
que está oculto dentro de nosotros. El lenguaje revela, y el correcto lenguaje
puede crear una forma que encierre un propósito benéfico, así como el lenguaje
incorrecto puede crear una forma que tenga un objetivo maligno. Sin darnos
cuenta, hablamos incesante e irresponsablemente día tras día; empleamos
palabras; multiplicamos sonidos, y nos rodeamos de mundos de formas creadas por
nosotros mismos. Por lo tanto es esencial pensar antes de hablar y recordar el
precepto, "Antes de hablar, se debe adquirir conocimiento". Después
de pensar, seleccionemos esas correctas palabras que expresen el correcto
pensamiento, tratando de pronunciarlas correctamente, dando el valor exacto y
la verdadera cualidad de tono a cada palabra emitida.
Entonces, mediante la palabra hablada, crearemos una forma mental que corporificará la idea que tenemos en la mente. Así nuestras palabras no llevarán la discordia, sino que agregarán su parte a ese gran acorde armonizador o palabra unificadora, cuya pronunciación es finalmente función del género humano. El lenguaje incorrecto separa, y es interesante tener presente que la palabra, el símbolo de la unidad, es divina, mientras que el lenguaje, en sus numerosas diversificaciones, es humano.
Maestro
Djwal Khul
Extraído del libro: Tratado sobre Magia Blanca (Alice Bailey)
Extraído del libro: Tratado sobre Magia Blanca (Alice Bailey)