Los celtas, miles de años atrás,
celebraban esta Festividad en lo que ahora es Gran Bretaña y Francia. Para
ellos el año nuevo comenzaba el 1 de Noviembre; y la Nochevieja, el 31 de
Octubre, se la dedicaban a Samhain, la personificación de la muerte.
Encendían fogatas con las ramas secas del roble para ahuyentar a las brujas y espíritus malignos, ya que esta noche se alborotaban y salían a pedir alimentos a la gente, y si no se los daban, les hacían una travesura. En algunas partes, la gente secuestraba un niño y lo quemaba en la gran fogata, para prevenir que los demonios entraran y mataran; a esto se le considera "un trato". De allí viene el hecho de que los niños salgan disfrazados el día de Hallowen a decir: "Trick or Treat Hallowen". Las fogatas también tenían el propósito de honrar al Dios Sol Helios, que con su Luz aleja las sombras donde se guarecen los espíritus malignos. A cada jefe de familia se le entregaba una brasa de ese fuego para que alumbrara su hogar. Ese fuego debía de durar hasta la llegada del otoño siguiente, para proteger del peligro a la familia durante todo el año.
En Inglaterra, a este día se le
denominó "ALL HALLOW DAY" y a la noche anterior se la llamó "AL
HALLOW EVEN", que con las contracciones pasó a ser "All
HallowE'en" y finalmente, "Halloween". De allí proviene el
origen de esta palabra.
Esta festividad llegó a los Estados
Unidos traída por los irlandeses, y fue aceptada como una tradición que se
comenzó a celebrar masivamente a partir del años 1921 en Minesota; luego le
siguieron otros estados, y su internacionalización se produjo en los años 80,
gracias a las películas y series de televisión. A la tradición de Halloween se
le añadió el uso de la "JACK-O-LANTERN", que es la calabaza hueca con
una vela adentro, basada en la leyenda de Jack.
Los pobladores de las Islas
Británicas, especialmente Irlanda, son descendientes de los celtas; por eso,
como mandaba la tradición celta, ahuecaban nabos y ponían carbón en ellos para
iluminar; así les daban la bienvenida a sus seres queridos del más allá y, a la
vez, se protegían de los malos espíritus. Pero cuando los irlandeses llegaron a
América, conocieron las calabazas y se dieron cuenta de que éstas eran mucho
más grandes y fáciles de ahuecar.