(Fragmentos del “Evangelio Crístico”)
Rubén Cedeño
Es importante que guardemos la Cuaresma, ya que es
un período de ascesis espiritual, esto es, reglas y prácticas encaminadas a la
liberación del Espíritu y el logro de la virtud. Es también un período de
purificación y preparación para el encuentro con Dios, que se logra por medio
de la reflexión en la muerte de nuestra personalidad, observando la Pasión de
Jesús, y en la Resurrección de nuestro Cristo Interno, mediante la meditación
en la Resurrección de Jesús. Recuerda todos los días de Cuaresma escuchar la
música Cuaresmal.
PRIMERA SEMANA DE CUARESMA
La Primera Semana de Cuaresma, que comienza el
Miércoles de Cenizas y va hasta el segundo Miércoles, está dedicada a la
purificación del cuerpo físico por medio de acciones espirituales que tengan
que ver con éste cuerpo y la renuncia, como la caridad física. La caridad la
vamos a practicar purificando nuestro armario o closet, tomando toda la ropa
que ya no usamos y regalándosela con nuestras manos y con mucho amor a alguien.
Lo mismo podemos hacer con comida, dinero y todo tipo de cosas físicas.
Propongámonos borrar de todos nuestros escritos, de
nuestros conceptos mentales y conversaciones toda palabra de condenación,
critica y hasta el mas leve comentario que no sea una bendición hacia cualquier
persona o grupo que tenga otras creencia diferente a las nuestras, con quien
hayamos discutido, o que tengan distintos puntos de vista. Esto es Crístico por
eso es bueno hacerlo, nos purifica nos acerca a Dios tal vez tengamos que
doblegar nuestro ego, pero eso también es maravilloso ya que nos limpia
interiormente.
Devolvamos todo lo que le hayamos quitado a otra
persona. A veces nos apropiamos de ideas ajenas para hacer escritos,
composiciones, resoluciones empresariales, dinero, que no son nuestros para
ganar glorias con el genio, la inventiva, el trabajo de otro, pero todo eso es
falsedad y aunque nosotros mismos nos creamos grandes, es una mentira en la que
nosotros mismos nos estamos engañando. La cuaresma es el momento de
purificarnos.
Perdonemos verbalmente a las personas que no le han
rendido culto a nuestro ego desobedeciéndonos, insatisfaciendo nuestras
demandas, ignorando nuestras solicitudes.
Meditemos en Jesús cuando fue despojado de su ropa
y tuvo que exponerse completamente desnudo exhibiendo las partes mas intimas de
su cuerpo ante un pueblo que lo aclamaba para condenarlo. Allí Jesús perdió
todo lo que tenía su túnica, reputación, las buenas opiniones que tenían de El,
el pudor, la confianza en sus discípulos y tantas cosas más.
Que duros e injustos somos cuando llamamos o
pensamos que un estudiante que va con su Facilitador aprendiendo es un
“adulador”. Solo una persona mala, cruel, con deseos de herir usa esta palabra
en su vocabulario. Borrémosla, perdonémonos y llamemos a la persona que hemos insultado
llamándola “aduladora” o diciéndole que sus estudiantes son unos “aduladores” y
humildemente pidámosle perdón como acto penitencial de Cuaresma.
Hay Dios mío, recordemos que todo de lo que nos
hemos apropiado sin pertenecernos, de toda palabra que hallamos dicho que no
sea una bendición, en el momento de la muerte tendremos que dar cuenta de ella.
Nos impedirá nuestra ascensión y en ese momento no podremos retroceder al vida
para disolverla o borrar eso y ahora si podemos hacerlo hagámoslo. Estamos en
Cuaresma momento de penitencia.
Nuestra meditación en esta primera semana de
Cuaresma es en la desposesión del Cristo desnudo de Cellini.
De todo lo grande que simboliza un crucifijo, una
de las cosas imponentes es ver a ese Jesús desnudo delante de ti, que es un
hombre como cualquier otro, joven, con toda su hermosa musculatura, pero
crucificado como un delincuente por el solo hecho de haber actuado y haberle
dicho la VERDAD a la gente.
La desnudez de Jesús en la Cruz es la más grande de
todas las renuncias, es perderlo o dejarlo todo por la causa del Reino de los
Cielos. Jesús desnudo en la cruz nos recuerda que con nada nacimos y así
habremos de morir. El desnudo de Jesús es la pérdida de nuestro orgullo
personal, de la reputación, el que piensen bien de nosotros y, algunas veces,
hasta conformarnos con lo poco que llevamos puesto o tenemos.