A nivel interno, uno aprende y crece
cuando es permeable, está atento, observando plenamente cada una de las
vivencias, aprendizajes y situaciones de la vida. El crecimiento se mide en la toma de la consciencia. El mejor
crecimiento es el que tiene de base el error y la corrección. No se debe tener
miedo de cometer errores. El músico, el bailarín, el pintor no tienen miedo
de equivocarse cuando estudian y viene el maestro que, en base al error, los
reprende y les dice cómo es. Cuando uno se equivoca, comete un error, eso es
motivo para que le profesor dé una enseñanza nueva, a veces con un discurso o
regaño, no importa, pero es Enseñanza con la que se crece. Es muy bueno, porque
uno llega a saber más. Ahí es cuando uno aprende en su propio libro. Así es la “Enseñanza
Espiritual” muy intensa, porque su aprendizaje se basa sobre la vida, los
errores y correcciones, que son los escalones para aprender, crecer y
evolucionar. Eso sí, un error cometido una vez, no hay que volver a cometerlo,
porque si no, este principio de ensayo y error no cumple su cometido. Errar y corregir es la forma de desenvolver
la “Chispa Divina”, porque ella se desarrolla por medio de la autoconciencia.
Tomado del libro Espiritualidad
Dinámica de Rubén Cedeño.