La
Oración Científica es la puesta en práctica del Principio de Mentalismo, el
Decreto, y todo lo que enseña la Metafísica, para conseguir, de forma infalible
y armoniosa, lo que nos esté haciendo falta para manifestar el “Concepto Inmaculado”
y el “Plan Divino de Perfección”, siempre y cuando esto no vaya en contra
nuestro o de otra persona.
Cuando
uno va a orar, no puede estar pensando negatividades, como que no se merece lo
que pide, que es imposible o que es mucho, ya que esto desbarataría el efecto
de la Oración Científica. Otra cosa muy importante es memorizar la fórmula de
la Oración Científica, y no alterarla ni dejar de decir ninguna frase, porque
todo su contenido tiene un propósito específico:
“Amada
Presencia de Dios ‘Yo Soy lo que Yo Soy’, en armonía con todo el mundo, bajo la
gracia divina y de manera perfecta, yo decreto (….tal cosa….). Gracias Padre,
porque ya su cumplió”.
El
“tratamiento al tratamiento” se hace para no volver a repetir el decreto y
oración ya realizado. En caso de que nos encontremos dudando de su efectividad,
o si no tenemos ningún temor a que se cumpla, no sostenemos ningún pensamiento
negativo al respecto, pero nos percatamos que la situación no mejora , no se
soluciona, lo que nos queda es mantener nuestra fe inquebrantable y hacerle el
“tratamiento al tratamiento”. Esto es, no seguir inventando que otro
tratamiento más poderoso o efectivo se puede realizar. Solo hay que decir y
pensar: “Yo tengo fe en la Oración Científica que hice Yo decreto que mis
tratamientos son efectivos y siempre se cumplen”. “YO YA LE HICE LE TRATAMIENTO
A ESA SITUACIÓN, Y DIOS YA ESTA ACTUANDO EN ALLÍ”.
Fe
es la confianza en que sólo lo bueno nos va a suceder. Lo que uno teme. Eso
malo atrae. Y en lo que se tiene fe, eso también se atrae, pero es solamente lo
bueno. Cuando uno pide algo y teme no obtenerlo, no lo recibe. Cada vez que nos
encontremos con temor, digamos: “Yo no tengo temor tengo fe”. “A lo único que
hay que temerle es al temor”. “Para la fe no hay imposibles”.
La
más grande demostración de fe que existe es dar Gracias a Dios por haber
recibido lo que pedimos en Oración antes de obtenerlo. Esto es decir: “Gracias
Padre porque ya me lo diste”, “…porque ya estoy curado”, “…porque ya lo tengo”.
En el mundo de Dios, la petición lo
pedido y la dádiva son una misma cosa. Decir “Gracias Padre” por todo lo
que tenemos es algo mágico y grandioso que nos abre las puertas a la vida
inteligente, al amor, la belleza, la infelicidad, la salud, la prosperidad y la
libertad. Digamos siempre: “Gracias Padre” por todo lo que tenemos. En vez de
pensar o hablar de apariencias negativas, digamos solamente: “Gracias Padre”.
Tomado
del libro Pizca Metafísica de Rubén Cedeño.