LLEGO EL MOMENTO
Llego
el momento. Es ahora. Las Fuerzas de la Luz están más cerca que nunca de la
Tierra, y es por medio de la Invocación y el “Decreto Activo” que se pueden reforzar
a la acción desde el plano físico, asunto que les permitirá actuar sobre la
tierra sin obstáculos, ni tardanzas. Piensen y sientan por un momento en el
terrible sufrimiento que produce una tortura, un bombardeo, la perdida de las
pertenecías necesarias para vivir, la escasez de provisiones alimentarias, la
privación de la libertad y que tú seas quien seas, en cualquiera de las
condiciones que estés, sea sufriendo o cómodamente sentado detrás de la consola
de tu ordenador, puedes contribuir al cese de las hostilidades con solo
dedicarle al día unos minutos a la meditación lanzando al espacio la radiación
de unidad y amor fraternal de la “Gran Invocación” meditada y llevada a la práctica.
Puede que dudes en este proyecto, o no lo creas por completo, pero nada cuesta
ensayar, no se pone en riesgo nada y a cambio se pueden obtener grandes
beneficios a nivel mundial, tal vez eso que más se anhela.
Cada
día, pero más insistentemente en las preparaciones de la Luna Llena de Junio
del Festival de La Buena Voluntad debemos meditar en lo siguiente: Todos los
que trabajan por la unidad deben saber que mientras sigan dividiéndose y
agrediendo en nombre de Dios, los Maestros o sus grupos, considerándose
diferentes, aparte o mejores por pertenecer a un grupo u otro, se están
alejando del verdadero propósito de la espiritualidad. Hemos tomado este
Sendero no para fragmentarnos ni farandulear, sino para manifestar el Cristo
que late en el corazón.
Dice
el Maestro El Tibetano: No separarse de los demás seres, sino ser uno con
ellos; no lograr la paz y la felicidad para sí únicamente, sino decir con el
bienaventurado chino: "Nunca penetraré en la paz final, sino que siempre y
en todas partes sufriré y lucharé hasta que todos penetren conmigo".
Al
respecto de la Buena Voluntad Mundial que se reactiva poderosamente en cada
Luna llena de Junio dice el Maestro El Tibetano: Difundir la Buena Voluntad a
toda la humanidad y aprender constantemente a pensar en términos de esa
totalidad; apoyar esas actividades que benefician a la totalidad y no favorecen
a una nación en particular, aunque sea la propia. Trabajar hoy por la victoria
y la aniquilación del mal. Trabajar mañana por la justicia y el
restablecimiento de la seguridad. Allí donde existe seguridad, reajuste,
extinción de los líderes agresores, protección y restablecimiento del débil y
el oprimido, más las correctas condiciones de vida y una sabia educación para
la juventud del mundo; ¡sólo entonces habrá paz, pero no antes! Que desaparezca
el sopor de las bellas charlas sobre la paz y que los sanos métodos de
establecer la buena voluntad y las rectas relaciones humanas, precedan a las
tratativas de paz. El mundo habló tanto de la paz durante la primera fase de la
guerra mundial, que se sumergió en un estado de soñolienta rapsodia idealista.
Esto no debe volver a suceder, y el inteligente humanitario tiene el deber de
impedirlo.