16 diciembre, 2013

EL PESEBRE POR RUBEN CEDEÑO

EL PESEBRE 
POR RUBÉN CEDEÑO
 
El Pesebre es la representación del nacimiento del Maestro Jesús en la Gruta de Belén por medio de siete imágenes. Es un campo de fuerza, energía y atracción de sublimes bendiciones; foco radiante de paz para la Tierra, que beneficia al que lo hace, contempla y lo tiene cerca, porque posee los símbolos espirituales más grandes que pueden existir, simbolizando al nacimiento de Dios dentro de nosotros. Es muy beneficioso poner un Nacimiento en la casa, vayamos o no a estar en ella durante la Navidad, ya que ayuda a construir una red de Luz Planetaria que se forma a través de todos los nacimientos, para el restablecimiento de la paz, el equilibrio económico y el anclaje definitivo de la Libertad y la Justicia en la tierra. En cada Navidad, Cristo nace de nuevo en nuestros corazones, al vivir una hermosa transformación, cambiando favorablemente. San Francisco, en el pueblo de Greccio, dio idea de hacer pesebres para la época de Navidad, para que todos sus elementos, como símbolos internos, le hablaran a nuestro subconsciente, y así espiritualizar las formas, los sentimientos y pensamientos.

 En cualquier sitio en que se coloque un pesebre hay un foco de la Voluntad, la Sabiduría y el Amor de Dios, extraído de la propia Sustancia Cósmica Universal del Corazón de la Divinidad. De todos los símbolos navideños, el pesebre es el de mayor alcance espiritual. Todo nacimiento tiene siete piezas esenciales, con los colores representativos de los Siete Aspectos de Dios, que son: San José, Azul, la Voluntad de Dios; María, Rosa, el Amor de Dios; el Niño Jesús, Dorado, la Sabiduría de Dios; Gabriel, Blanco, la Pureza de Dios; Baltasar, Verde, la Vida de Dios; Gaspar, Naranja, la Prosperidad de Dios; y Melchor, Violeta, el Perdón de Dios. Cuando pongas tu nacimiento afirma: “La Divina Presencia de Dios bendice este pesebre. A quien lo contempla, se le despierta su Cristo Interior. Cristo nace en cada corazón humano, y aquí se ancla el Amado Espíritu de la Navidad”. MADRE MARÍA: La Madre María, en el lado izquierdo del pesebre, representa el Rayo Rosa del Amor, o el Aspecto Femenino de la Divinidad. SAN JOSÉ: San José, del lado derecho del pesebre, simboliza el Principio Masculino de Dios, la Voluntad, la Fuerza y el Poder Divino. NIÑO JESÚS: Cuando la energía del Padre y la Madre se unen, se complementan y producen la Iluminación, el Hijo, el Rayo Dorado de la Sabiduría. Las tres energías de Jesús, María y José están dentro de nuestro corazón como el Cristo Interno. Por lo tanto, en el pesebre se encuentran los tres Rayos: El Rayo Rosa del Amor Divino, encarnado por la Madre María; el Rayo Azul de la Fuerza, la Fe y el Poder, representado por San José; y el Niño Jesús simboliza la Sabiduría y la Iluminación del Rayo Dorado. ARCÁNGEL GABRIEL: Es el Rayo Blanco que envolvió en el “Manto de Invisibilidad” a Jesús, María y José cuando huían a Egipto, para protegerlos de la matanza de Herodes. LOS TRES REYES MAGOS: Representan los Tres Rayos restantes: Verde, Oro-Rubí y Violeta.

Tomado del libro: “Espíritu de la Navidad”, de Rubén Cedeño.