EL PESEBRE
POR RUBÉN CEDEÑO

En cualquier
sitio en que se coloque un pesebre hay un foco de la Voluntad, la Sabiduría y
el Amor de Dios, extraído de la propia Sustancia Cósmica Universal del Corazón
de la Divinidad. De todos los símbolos navideños, el pesebre es el de mayor
alcance espiritual. Todo nacimiento tiene siete piezas esenciales, con los
colores representativos de los Siete Aspectos de Dios, que son: San José, Azul,
la Voluntad de Dios; María, Rosa, el Amor de Dios; el Niño Jesús, Dorado, la
Sabiduría de Dios; Gabriel, Blanco, la Pureza de Dios; Baltasar, Verde, la Vida
de Dios; Gaspar, Naranja, la Prosperidad de Dios; y Melchor, Violeta, el Perdón
de Dios. Cuando pongas tu nacimiento afirma: “La Divina Presencia de Dios
bendice este pesebre. A quien lo contempla, se le despierta su Cristo Interior.
Cristo nace en cada corazón humano, y aquí se ancla el Amado Espíritu de la
Navidad”. MADRE MARÍA: La Madre María, en el lado izquierdo del pesebre,
representa el Rayo Rosa del Amor, o el Aspecto Femenino de la Divinidad. SAN
JOSÉ: San José, del lado derecho del pesebre, simboliza el Principio Masculino
de Dios, la Voluntad, la Fuerza y el Poder Divino. NIÑO JESÚS: Cuando la
energía del Padre y la Madre se unen, se complementan y producen la
Iluminación, el Hijo, el Rayo Dorado de la Sabiduría. Las tres energías de
Jesús, María y José están dentro de nuestro corazón como el Cristo Interno. Por
lo tanto, en el pesebre se encuentran los tres Rayos: El Rayo Rosa del Amor
Divino, encarnado por la Madre María; el Rayo Azul de la Fuerza, la Fe y el
Poder, representado por San José; y el Niño Jesús simboliza la Sabiduría y la
Iluminación del Rayo Dorado. ARCÁNGEL GABRIEL: Es el Rayo Blanco que envolvió en
el “Manto de Invisibilidad” a Jesús, María y José cuando huían a Egipto, para
protegerlos de la matanza de Herodes. LOS TRES REYES MAGOS: Representan los
Tres Rayos restantes: Verde, Oro-Rubí y Violeta.
Tomado del libro: “Espíritu de la Navidad”, de
Rubén Cedeño.