Antes de que el ser humano llegue a la posición
donde pueda unirse a los Dioses, debe dominar las vibraciones de sus cuerpos
hasta el punto donde no creen disonancia en su propio mundo o el del otro.
Si piensan antes de hablar, actuar y sentir,
permitirán que los elementos de sus propios cuerpos vuelvan a su belleza,
armonía y paz originales, pues cuando la presión de la discordia es controlada
conscientemente, el Santo Ser Crístico regresa los electrones a sus órbitas
naturales y el estado natural de la corriente de vida comienza a establecerse.
Esa es la razón por la que los individuos que han
llegado a la posición de maestría y paz alcanzan gran belleza, y también la
causa de que todos sus Dioses y Diosas sean expresiones de Majestuosidad,
Gloria y Armonía Divina.
Tomado del libro Espíritu Santo - Santo Aeolus.