11 febrero, 2014

LIBRE ALBEDRÍO, por el Maestro Ascendido El Morya

La oportunidad y la obligación de los Hermanos del Primer Rayo es ayudar a cualquier inteligencia autoconsciente para que la misma encuentre dentro de sí misma la Voluntad de Dios. No es Nuestro propósito ni Nuestro servicio inducir a cualquiera de esas inteligencias para que se apoye en Nosotros con el objeto de obtener directivas, lo cual finalmente debilitaría –antes que fortalecer– el desarrollo de esa inteligencia. Nosotros conocemos la Santa Voluntad de Dios y, cuando Nos invitan, ofrecemos sugerencias y consejos que todo individuo es libre de aceptar o rechazar, de acuerdo a su propio desarrollo y a su capacidad para recibir la sabiduría contenida en los mismos.

Maestro Ascendido El Morya
No es cierto que el Maestro o Gurú (sea un Ser Ascendido o un sabio) debilitará las facultades de discernimiento del chela; por el contrario, fortalecerá y fomentará el desarrollo de esas facultades para dirigir gradualmente al ser externo hacia el propio mentor inteligente del chela dentro de sí mismo (el Santo Ser Crístico). Muchos, sin embargo, usan esta misma libertad para explotar y exteriorizar algún motivo personal. Los pocos expanden su conciencia y gracia mediante la proximidad con el Maestro; la expresión manifiesta de tal expansión de la divinidad es la verdadera humildad que emana del corazón, y no un ropaje arrojado sobre la engañosa vestidura del orgullo espiritual y el deseo de tener un "lugar" en el mundo dela forma.

La ley que gobierna la evolución de la raza requiere que el "conductor" de la verdad, el mensaje y la palabra sea una conciencia que more en la esfera y en el reino donde la radiación será dispensada. De este modo, los Avatares se han preparado y han descendido de vez en cuando, en complicidad con la Ley, y mientras moraban en los reinos inferiores, a través del esfuerzo individual autoconciente, tenían la habilidad de mantener Sus conciencias en el reino superior. Desde estos planos recibían la gran verdad, el conocimiento y el consejo de los Seres Superiores que allí habitan, que no son accesibles a la mente e inteligencia conciente de aquellos que moran en los planos inferiores.

Las siete esferas que conforman el aura de la Divinidad (Helios y Vesta) se encuentran bajo el imperio de esta Ley Cósmica, y los ángeles, devas, Maestros y elementales de cada esfera actúan como conductores de las ideas, bendiciones, radiación y descarga general de las inteligencias que están en la esfera directamente superior a ellos. De esta manera, conducen las bendiciones de Dios y la Voluntad Divina hacia la periferia del Universo.

La humanidad, en masa, también depende de la preparación y presencia de estos “conductores”, que llegan hasta ella con el propósito específico de poner a su disposición la verdad, la radiación, el consejo y la presencia misma de la Jerarquía. El libre albedrío permite que cada ser humano acepte o rechace este servicio, y la evolución de la conciencia individual depende mucho de la habilidad de la corriente de vida para utilizar y –generalmente– aceptar el servicio así ofrecido. El individuo que sirve como "conductor" también hace uso de su libre albedrío cuando elige prestar este servicio, debido a que el karma del mismo es pesado, razón por la cual no es comúnmente ofrecido o, si lo es, no es sostenido por un largo período.

Tomado del libro Zafiros de El Morya.