26 marzo, 2014

COMUNIÓN

Rubén Cedeño
FESTIVAL DE PASCUA
LECCIÓN III
México D.F. 26.3.2014


El mundo, los países, las personas necesitan ayuda, sucumben y claman por auxilio en la religión, la política, la educación, pero la división, el orgullo, el deseo de dominio, la ambición en la cual están inmiscuidas las personalidades impiden que esta ayuda llegue fehacientemente y el karma se encarga de hacer pagar estas fallas terribles de los individuos con el consecuente sufrimiento que esto conlleva. Cada “Festival de Luna Llena” y en especial el de Pascua trae a la humanidad fuerzas transformadoras donde se trata de polarizar la conciencia humana hacia el “Reino de las Almas”, del Espíritu, ya que solo allí se encuentran las soluciones que torpemente se buscan en las personas y en la materia.

En la “Ultima Cena”, celebrada por el Maestro Jesús bajo la poderosa efusión espiritual de la “Luna Llena de Pascua”, se testifico la máxima expresión de Unidad con el género humano y la “Divinidad” llevando la intención hacia la UNIDAD DE CONCIENCIA, QUE TODOS SOMOS UNO. Cuando engañas, traicionas, matas robas, agredes, lo estás haciendo contra ti mismo, pero eso no se ve en el momento que se realizan estas acciones sino con el tiempo cuando el principio de karma hace ver el cumplimiento de sus premisas devolviéndole con terribles sufrimiento a cada persona lo que ha hecho en perjuicio de los demás.

Jesús cuando convirtió el fruto de la vid en su sangre y el pan en su cuerpo, acto que dio origen a la SANTA MISA, hizo ver el principio UNIFICANTE, del Alma, que así como El podía ser uno con todos los demás al comer su cuerpo y su sangre mediante el fruto de la vid y el pan, así mismo nosotros podemos ser uno con todos los demás. Ser uno con los demás es uno de los objetivos espirituales del “Festival de la Luna Llena de Pascua”, acción que si se activa merma envidias, guerras, traiciones, engaños, crímenes y toda suerte de calamidades. El Maestro Jesús como “Ser de Unidad” dijo que esto lo hiciera todo el mundo, en eso fue determinantemente incluyente, que no fuera solo para determinadas personas, como se cree que es solamente para los cristianos. La comunión conlleva la “Clave Espiritual” de que todos somos alimentados por un mismo cuerpo y una misma sangre, que es la “Conciencia Crística”. El pan es el símbolo del “Cuerpo de Luz Divina” del que todos podemos participar, en cuyo ser vivimos en “Común-Unión”. Cuando comieron el pan, Jesús dijo que serían su cuerpo, “Uno con El”.

“Comunión” es una palabra que quiere decir “participar en lo que le es común a todos en Unidad”. Comer y beber el cuerpo y sangre de Jesús, es el máximo ritual cristiano de la “Misa”, donde la “Comunión”, es estar en “común-unión” entre todos y todos con Dios, al juntarnos, compartir y comer exactamente la misma sustancia. Esta es una práctica unificadora, pacificadora y fraternal que se hace en el cultivo de la “Conciencia de Unidad”, que nació una “Luna Llena de Pascua” porque ese es el propósito de este “Festival Espiritual”.

En el “Principio”, cuando estábamos en el “Cuerpo de Dios”, comíamos y bebíamos todos de la misma “Esencia Espiritual”, no estábamos separados, allí no existían contiendas de ningún tipo éramos una unidad. Todos somos esencia de un mismo “Principio Divino Universal”, iguales en naturaleza. Es la personalidad la que hace creer la ilusión de que se es distinto a los demás, de izquierda o de derecha, creyentes o ateos, capitalistas o proletarios. La hostia es redonda, porque dibuja un círculo donde estamos incluidos todos. Al comulgar, sea en el acto religioso o en la actitud mental de unificación sin el contexto ritualístico cristiano, todos los que lo hacen conscientemente, se unifican en la conciencia incluyente del Alma o Cristo como “Ser de Unidad”. Es no solamente comer, es compartir todo lo que se habla, se ve, se siente, se ríe, se observa y tantas cosas más, esto es participar, una de las acciones propias del Amor Divino. Debemos comulgar en “Conciencia de Unidad” con todos siempre y más aún en la “Luna Llena de Pascua”. Esto es unidad. Esto es amor.

Cuando se comulga en el sentido cristiano del hecho, el sacerdote introduce un fragmento de pan en la boca de cada persona igual al que le da a todos los demás que están comulgando, y este hecho los induce a todos a que se conviertan en “uno con todos los que comulgan” y el “Espíritu Omniabarcante de Unidad” a nivel del Alma o Crística se hace presente, se crea o no en esto. Si se comulga plenamente, en conciencia de lo que se está haciendo, se puede recibir la Conciencia de “Unidad Crística”, ya que eso es un acto cósmico factible de ser percibido si se es sensible a el. La verdaderas tendencia espirituales de la humanidad actual instan a todos los seres humanos a comulgar, islámicos, herméticos, orientalistas, buddhistas, cristianos, rosacruces y judíos; los del primer mundo, segundo y tercero; púdicos e impúdicos, honestos y corruptos. Al Comulgar se interioriza la Presencia de la Unidad Crística, formando parte de la Nueva Alianza que es la forma de vivir de acuerdo a la “Luz del Alma”. Jesús nos dice un decreto de Unidad maravilloso que como pensamiento de meditación lo podemos introducir en la mente y expandirlo al medio ambiente: “Permaneced en mí y Yo permaneceré en vosotros”. “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado. Permaneced en mi amor”. “Que os améis los unos a los otros como Yo os he amado”. Esto disminuirá niveles de encono, inclinara cabezas y hará comulgar a los contrarios en comprensión y disminución de daños colaterales.

La actividad de Jesús como “Ser de Unidad” es incluyente, pensamiento forma que se ha materializado en sus figuras abriéndole los brazos a todo el mundo sin discriminación. Esto es comulgar con todos, los que nos agradan y los que nos desagradan también. Todo aquél que sea excluyente, es decir: separatista, divisionista o clasista, es anticrístico, va contra los Principios Crísticos de Comunión, Amor y de darle de beber al sediento, de comer al hambriento, vestir al desnudo, visitar a enfermos en los hospitales, y a presos en las cárceles. El Cristo, el Alma es Unidad, y todo lo que es unificación con la vida proviene de Él; mientras que todo lo que es separación, viene de las energías contrarias.

Jesús dice: “Tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”. El Maestro, los Maestros o el Gurú esta en el hambriento que se le da de comer; en el sediento que se le da de beber; en el forastero que se recoge; en el desnudo que se le da de vestir; en el enfermo que se visita y asiste; en el preso que se visita y en la persona a la que se le apunta con un fusil. Ten siempre la mesa de tu casa aprontada para darle de comer, de beber a todos los que vengan a ti, ten los pies prontos para ir a visitar al enfermo y al recluido para darle aliento, suministrarle la Enseñanza Espiritual resucitadora. Debido a esta actitud que Jesús nos aconseja, y que el en vida practico, como “Ser de Unidad”, El vive en el que está condenado, excluido, hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, condenado, orgulloso, loco, preso, las personas del diario vivir, el ejecutivo, el sacerdote, la vecina y sobre todo en los que nos desagradan, los que están encerrados en una cárcel siendo inocente o son delincuentes en puestos de influencia social, religiosa, política o gubernamental. Jesús afirma: “De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis”. Somos uno y lo que le hacemos a los demás se lo hacemos a todos y nosotros mismos. A Jesús, como “Ser de Unidad” lo encontramos en la mirada, las palabras, el sentir y el actuar de cada uno de los seres humanos de la calle. “El advenimiento de Cristo es Incluyente”; esto quiere decir que el regreso de Cristo es en conciencia, donde viviremos en el estado espiritual en que vive Jesús, que es asequible, incluyente y para todos indiscriminadamente. Cristo es una “Fuerza Unitaria” que se manifiesta en nosotros compartiendo, comunicando, sintiendo con los demás seres, sin importa la religión, secta, partido, raza, clase social o estatus.

Si nos separamos del grupo espiritual, abandonamos a los que nos ayudaron a surgir, criticamos, juzgamos y calificamos, aunque nos proclamemos cristianos, no se tiene nada del Cristo en sí. Es totalmente Crístico, Unificador, Incluyente y Edificante sentarnos a comer juntos, bendiciendo los alimentos y ofreciéndolos a la Divinidad como el Cuerpo y la Sangre del Cristo; esto es un gesto de unidad con todos. Siempre que nos reunamos, comamos juntos, comulguemos, participemos de la UNIDAD, que es el “Cuerpo de Cristo”.

Acota el Maestro El Tibetano: El Viernes Santo ya no será un factor en la vida de las iglesias. La Pascua será el gran Festival de Occidente.