12 junio, 2014

TRABAJAR POR LA UNIDAD. Por Rubén Cedeño.

LLEGO EL MOMENTO

Llego el momento. Es ahora. Las Fuerzas de la Luz están más cerca que nunca de la Tierra, y es por medio de la Invocación y el “Decreto Activo” que se pueden reforzar a la acción desde el plano físico, asunto que les permitirá actuar sobre la tierra sin obstáculos, ni tardanzas. Piensen y sientan por un momento en el terrible sufrimiento que produce una tortura, un bombardeo, la perdida de las pertenecías necesarias para vivir, la escasez de provisiones alimentarias, la privación de la libertad y que tú seas quien seas, en cualquiera de las condiciones que estés, sea sufriendo o cómodamente sentado detrás de la consola de tu ordenador, puedes contribuir al cese de las hostilidades con solo dedicarle al día unos minutos a la meditación lanzando al espacio la radiación de unidad y amor fraternal de la “Gran Invocación” meditada y llevada a la práctica. Puede que dudes en este proyecto, o no lo creas por completo, pero nada cuesta ensayar, no se pone en riesgo nada y a cambio se pueden obtener grandes beneficios a nivel mundial, tal vez eso que más se anhela.

Cada día, pero más insistentemente en las preparaciones de la Luna Llena de Junio del Festival de La Buena Voluntad debemos meditar en lo siguiente: Todos los que trabajan por la unidad deben saber que mientras sigan dividiéndose y agrediendo en nombre de Dios, los Maestros o sus grupos, considerándose diferentes, aparte o mejores por pertenecer a un grupo u otro, se están alejando del verdadero propósito de la espiritualidad. Hemos tomado este Sendero no para fragmentarnos ni farandulear, sino para manifestar el Cristo que late en el corazón.
Dice el Maestro El Tibetano: No separarse de los demás seres, sino ser uno con ellos; no lograr la paz y la felicidad para sí únicamente, sino decir con el bienaventurado chino: "Nunca penetraré en la paz final, sino que siempre y en todas partes sufriré y lucharé hasta que todos penetren conmigo".

Al respecto de la Buena Voluntad Mundial que se reactiva poderosamente en cada Luna llena de Junio dice el Maestro El Tibetano: Difundir la Buena Voluntad a toda la humanidad y aprender constantemente a pensar en términos de esa totalidad; apoyar esas actividades que benefician a la totalidad y no favorecen a una nación en particular, aunque sea la propia. Trabajar hoy por la victoria y la aniquilación del mal. Trabajar mañana por la justicia y el restablecimiento de la seguridad. Allí donde existe seguridad, reajuste, extinción de los líderes agresores, protección y restablecimiento del débil y el oprimido, más las correctas condiciones de vida y una sabia educación para la juventud del mundo; ¡sólo entonces habrá paz, pero no antes! Que desaparezca el sopor de las bellas charlas sobre la paz y que los sanos métodos de establecer la buena voluntad y las rectas relaciones humanas, precedan a las tratativas de paz. El mundo habló tanto de la paz durante la primera fase de la guerra mundial, que se sumergió en un estado de soñolienta rapsodia idealista. Esto no debe volver a suceder, y el inteligente humanitario tiene el deber de impedirlo.