Los decretos positivos que hacemos
son fórmulas mentales que se llaman “Tratamientos” y se realizan cuando hay
algo negativo para cambiarlo en positivo. Esa es la manera correcta de orar. Hacer
tratamientos no es, como se escucha, decir: “Que haya Paz” o “que tengamos
dinero”. No así no se hace, porque nunca llega. Afirma: “YO SOY LA PAZ AQUÍ”, con firmeza y presencia, sintiendo y pesando
ser la Presencia de la Paz en el lugar para el cual para el cual decretas, sin
la posibilidad de pensar en otra cosa.
Decir: “Yo Soy la riqueza de Dios en mis manos ahora” no es hablar en el
futuro condicional a ver si viene o no la provisión; es que el suministro se
presenta en ese momento.
Cuando uno dice: “Yo Soy la Puerta Abierta que Ningún Hombre
puede cerrar”, este es un decreto que tenemos que vivenciar, llenando de su
acción nuestro subconsciente en lugar de llenarlo de cosas negativas, y
visualizar que nuestra vida, nuestra espiritualidad, es la Puerta Abierta. ¿A
dónde? A la comodidad, excelencia, exquisitez, buen gusto, felicidad y,
espiritualmente, a toda información. Un tratamiento seguro es el que dice: “Decreto que la Verdad en esta situación es
la bondad”.
Tomado del libro Espiritualidad
Dinámica de Rubén Cedeño.