Dios
griego de la medicina
La grave epidemia de peste surgida durante la guerra del Peloponeso (429 a.C.) fue, probablemente, decisiva para la difusión del culto a Asclepio, el dios griego de la medicina, que desde entonces se extendió a todas las ciudades griegas y adquirió un enorme prestigio internacional.
Lo
demuestra el hecho de que en el 293 a.C. la estatua de Asclepio fuera
llevada a Roma para acabar con una plaga. Los relatos mitológicos nos cuentan
que cuando Apolo sedujo a Corónide, hija del Flegias, rey de los lapitas, en
las orillas del lago Beobes, en Tesalia,
engendró en ella a Asclepio.
Corónide, entonces, emprende un viaje a Epidauro, acompañada por su padre, y da a luz en secreto a su hijo, al que abandona en el cercano monte Mirtio.
Un pastor
encuentra a la criatura entre su rebaño y observa que irradia un extraño
resplandor, por lo que decide amamantarla con la leche de dos de los
animales que tiene más a mano: una cabra y una perra. Asclepio sobrevive,
y a partir de entonces corre la noticia de que el niño cura a los enfermos e, incluso,
resucita a los muertos.
El centauro
Quirón, por deseo de Apolo, se ocupa de su crianza en las laderas del monte Pelióny le
instruye en las artes de la medicina y de la caza. Apolo y Atenea se
encargan también de su formación y esta última le entrega dos recipientes
llenos de la sangre de la Gorgona Medusa. La de uno de los recipientes servía
para matar; la del otro, para resucitar a los muertos.
Pero
Asclepio, sin el quererlo, cayó en desgracia ante Zeus al resucitar a Hipólito
en Trecén. Recordemos que Hipólito había muerto aplastado por su propio carro
cuando su padre, Teseo, incitado por su esposa Fedra, la madrastra de Hipólito,
había clamado venganza a Poseidón. Fedra, acusó injustamente a Hipólito ante su
padre Teseo, de que había intentado violarla.
En
el templo de Asclepio en Epidauro, una
epigrafía constata que Hipólito le dedicó veinte caballos al dios en
agradecimiento por haberle resucitado. A Zeus esta resurrección le pareció
contraria a las leyes de la naturaleza y no le extrañó que, además, hubiera
suscitado las protestas de Hades.
Es así
que decide dar muerte a Asclepio fulminándole con un rayo. Pero se
entera del suceso Apolo quien, lleno de furia, desea vengar la muerte de su
hijo, y para ello mata a los cíclopes que habían fabricado el rayo, lo que
provoca, nuevamente, el enojo de Zeus.
El padre de los dioses castigaría a Apolo a servir durante un año en la corte del rey Admeto de Tesalia. Posteriormente, Zeus devolvería la vida a Asclepio reasumiendo sudivinidad. Asclepio fue el padre de Podalirio y Macaón, los médicos que atendían a los griegos durante el sitio de Troya, y de Higía, la diosa Salud con la que muchas veces comparte culto.