Hay personas que viven moviendo
calificaciones destructivamente, y algún día tendrán que hacerlas regresar
totalmente purificadas y redimidas al Hogar del Padre, que es su lugar de
origen. Toda energía que sale de uno que no es una bendición, algún día busca
ser redimida y buscará al que las calificó negativamente, hasta que llegan al
lugar donde esta persona esté, trayéndole la energía que no ha sido redimida
con aquello que fue calificada, sea crítica, condenación, amenazas o cualquier
vileza. Es el que las calificó negativamente quien tiene que redimirla, porque
es el causante de lo que ellas están calificadas.
Si no se conoce la Ley del Perdón del
Fuego Transmutador de Dios de la Llama Violeta, hay que sufrir las cualidades
negativas en que se ha calificado esa energía, para transmutar por medio del
sufrimiento su mala calificación. El que calificó la energía de mentira, odio,
rechazo, enfermedad, traición, tendrá que sufrir eso mismo para por medio del
dolor purificarla. Por eso en la religión se afirma que el sufrimiento
purifica, redime y la gente vuelve la mente y el corazón hacia Dios.
Antes que tengas que volver la mente
hacia Dios por medio del sufrimiento, hazlo por medio de la alegría y la felicidad,
no calificando ninguna energía malamente o redimiendo lo que hayas mal
calificado algún día. Todo lo malo que le hemos causado a los demás en la vida,
malos tratos, injusticias, odios, enfermedades, ruinas tiene que ser redimido
por el que los ha causado.
Todo aquel que ha calificado sus
electrones negativamente, cuando vienen crisis personales, en los trabajos o en
los países, aprovechan esos electrones de ir a donde esa persona, para que los
redima.
Toda cara que se arrugue delante de
nosotros para maldecirnos, para hablar mal de nosotros, para criticarnos, son
electrones que se nos están devolviendo para su transmutación y recalificación.
Tenemos que agarrar cada energía,
persona con malas calificaciones y redimirlas. Cuando ya hayamos redimido cada
persona que haya venido a nuestro mundo negativamente, no sucederá como a
Cenicienta, que se le transformó su vida y se fue a vivir a un Palacio
precioso. Seremos un ser de cuentos de hada. Créemelo, sucede. Son muchos los
que han visto suceder esto.