Foto: Rubén en el emplazamiento del Templo de Jerusalén |
TEMPLO DE JERUSALÉN
Rubén Cedeño
Libro: Biblia
Jerusalén Septiembre 19.2015
Rubén Cedeño
Libro: Biblia
Jerusalén Septiembre 19.2015
El Templo de Jerusalén es el verdadero centro del mundo espiritual de judíos, islámicos y cristianos, aunque Jesús declaro fehacientemente: “No quedara piedra sobre piedra” y se cumplió, luego dijo ante la samaritana: que para adorar a Dios no hacía falta ningún templo físico porque “A Dios se adora en Espíritu y Verdad”. De todas formas ya Jeremías había adelantado que el Dios es Interior. Salomón construyó el Primer Templo de Jerusalén que David tenía proyectado, porque Moisés en el Éxodo da explicaciones de cómo construirlo con las medidas exactas para guardar en el, el “Arca de Alianza”. Desde entonces el lugar del templo es todo una historia de asedios, demoliciones, reconstrucciones, traspasos de una religión a otra hasta el presente. Todo esto dando un mensaje a la humanidad, que el Templo donde habita Dios es interior y no debe proyectarse en ese sentido ninguna energía hacia lo exterior.
El sueño de la vida es caminar, estar, meditar disfrutar el lugar del “Templo de Jerusalén”, el que proyecto el Rey David, hizo Salomón, el que Jesús frecuentaba, donde estaba el “Santo Santorum” y donde estaba el Arca de la Alianza. No se puede describir la inmensa bienaventuranza espiritual que se siente al pisar aquí, todo el respeto, una inmensa devoción, algo ancestral indescriptible se mueve por dentro. Por decisiones internas entre líderes religiosos propios de Jerusalén, en algunas épocas se ha podido acceder libremente, en otras no y en algunos periodos a medias, que si por aquí si o por allá no. Esta vez fue casi al completo, ya que los israelíes consiguieron que los islámicos permitieran acceder a la explanada del templo personas no musulmanes, aunque con extremas medidas de seguridad y en horarios muy limitados, pero se accede. Todo lo que hay de vocación sacerdotal se alboroza dentro de uno en emplazamiento del Templo de Jerusalén. Al llegar a la emplazada se ve que esta casi igual a la época del segundo templo y allí donde estaba el “Santo Santorum” se encuentra el “Domo de la Roca” cubierto de hermosos azulejos y bajo custodia musulmana, envolviendo la piedra sagrada punto de partida de la religión Judía, Cristiana e Islámica y que tanto jaleo a provocado a través del tiempo entre ellos. De pie donde estaba la sagrada entrada del “Santo Santorum” del Templo original decrete que sus puertas sean abiertas para los miembros de todas las religiones del mundo: “Yo Soy la Puerta abierta que ningún hombre puede cerrar”.