decirle “no” a todas las cosas que se les pide o se les ofrece e incluso llegan a decir “no” a cosas que les gustan. Esto no es “mala educación”, grosería o rechazo. El niño en esa edad está aprendiendo a pensar, reafirmarse, desenvolviendo su personalidad, está tomando conciencia de sí mismo, asimilando a ver que pasa cuando dice “no”, hasta que punto los adultos o el entorno se lo acatan. Esto es una etapa egocéntrica en que los deseos y sentimiento personales privan por encima de los demás. No se debe impedir el “no” de los niños, ya que vivenciarlo para el forma parte del desarrollo de personalidad y crecimiento individual. El desarrollo del “no” de los niños será lo que en un futuro le hará decirle, no a las drogas, la prostitución, la delincuencia, la mentira y tantas cosas más, incluso a la miseria, la enfermedad o la mediocridad, que es ya en el adulto la práctica psicológica del “No lo acepto” a todo el mal para ser un humano de bien.
Bueno, pero hay personas que parece que no superan la etapa del “no” de los niños y llegan a adultos diciéndole no a toda las cosas que no son malas y esto ya no es una etapa de aprendizaje, sino de mala educación, rechazo y falta de integración. Nos estamos refiriendo, no al “no fortuito” que se diga a algo en específico en un momento determinado, sino que se viva en un encadenamientos de “no” consecutivos a todo ofrecimiento, idea o posibilidad y esto indudablemente es una afección llamada “nonitis”. La referencia es a esas personas se les dice: ¿Quieres agua?: “No”; ¿Quieres salir?: “No”; ¿Quieres un café o un te?: “No”; ¿Quieres ir a tal sitio?: “No”. Y llega un momento que ese constante “no” a todo, pasa a ser mala educación, rechazo, ruptura de la comunicación y tantísimas cosas más, muy negativas. No es que la gente sea hipócrita y diga “si” cuando quiere decir “no”, pero hay transacciones que se hacen en toda relación para convivir mejor y hacer más agradable la avenencia. Muchas veces decir un “si” ante algo que no reviste transgredir los deseos mas arraigados de la persona es mágico, resuelve situaciones, saca sonrisas, desencadena conversaciones, incentiva las “Rectas Relaciones Humanas” que es tan vital para todos.
A veces decir “si” a probar un pequeño bocado de comida que alguien invita a hacerlo; tomarse un pequeño trago de un refresco para probarlo; ir a un corto paseo o compartir con alguien, no reviste mucha gravedad y reporta grandes beneficiosos y dividendos en pro de las “Rectas Relaciones Humanas” con el familiar, la pareja, la amistad, el invitado o el huésped. Esto, a veces ha evitado, rupturas, divorcios y hasta guerra entre países y por el contrario ha producido grandes consocios, amistades eternas y confirmación de asociaciones y parejas indisolubles. A veces decir “si” cuando es “no”, siempre y cuando este “si” no comprometa la integridad de la persona, requiere de un ápice de humildad. Recordemos que en la etapa del “no de los niños” es un periodo egocéntrico en que los deseos y sentimiento personales privan por encima del de los demás, se es incapaz de ceder y esto hay que superarlo, deponer actitudes, poner límites para que ese “no”, no se transforme en individualismo y posteriormente autoritarismo y podernos llevar bien o mejor con los demás. Hay que ver la cantidad de veces, que por educación, en cosas de poca monta, se agarra un caramelo por cortesía y si no se desea comerlo se guarda; o en una comida se acepta que sirvan determinado alimento en el plato y después discretamente no se ingiere y así se hace con tantísimas cosas más y esto se realiza, no tanto para agradar si no para no desagradar, por simple y llana educación y de paso se hace sin mala cara o gestos de desaprobación. Esto es amabilidad, congraciamiento y hasta se puede decir: “Buena Educación”, “Proceder Adecuadamente”.