Rubén Cedeño
Libro: Cuarta Iniciación
Libro: Cuarta Iniciación
El
“Miércoles de Cenizas” es un día muy significativo espiritualmente, es cuando
el “participante espiritual” comienza a concienciar que todo lo que tiene,
aprecia o anhela culminara en cenizas, en “No Nada”. Al asumir esto se inicia
la “Cuaresma Interior” que es un periodo de preparación y retiro completamente
espiritual. Esto esta simbolizado en el catolicismo cuando se va a la iglesia a
recibir las cenizas que se imponen en la frente en el lugar del “Tercer Ojo”,
donde reside la visión espiritual, y en ese sitio el sacerdote hace una “Cruz
Fija”, o “Cruz Latina” que es el signo del “Discípulo Espiritual”.
En la imposición de las cenizas el sacerdote dice la gran realidad de todas las cosas: “CENIZA ERES Y EN CENIZAS TE CONVERTIRÁS”. No se está en una “Vivencia Espiritual” para exaltar los valores de la carne o la materia como ennoblecer la vida en pareja, el vivir sin trabajar, el uso de accesorios, el tener cargos espirituales de una agrupación o demás nimiedades, que hay veces personas disfrazadas de espiritual encomian. Se está en una “Vivencia Espiritual” es para todo lo contrario, minimizar lo externo hasta hacerlo desaparecer como algo sin importancia porque todo es cenizas.
Cuando
veas la ropa, las joyas, anillos, accesorios, posiciones de cualquier tipo y más
aún si te estas apegando a ello o te esta desviando de tu Sendero Espiritual
dile sin miedo con valor: “CENIZA ERES Y EN CENIZAS TE CONVERTIRÁS”. Se sabe
que ante esta afirmación tan fuertes de negación a lo externo, siempre sale el
“terror del umbral” de alguien a quitarle valor a esto diciendo que es
pisciano, que ya no es así, y unas cuantas cosas más. Eso no es nuevo, desde la
antigüedad más remota, siempre los opositores han dicho esas cosas e igualmente
siempre ha habido el que no ha hecho caso a esto y ha tomado el camino correcto
de la negación y ha llegado a donde se tiene que llegar. Jesús dijo y seguirá
vigente por siempre: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero
quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues ¿de qué le servirá al hombre
ganar el mundo entero, si arruina su vida?
El Miércoles de Cenizas se le recuerda al “participante espiritual” que todo lo externo, que lo distrae, lo envuelve, lo desvía del “Camino de la Realización del Alma” se volverá cenizas, no importa cuán importante sea para el alguna cosa, cuanta ilusión le haya puesto. La casa, la familia, la pareja, el título, el orgullo, las ilusiones pasajeras, el status y todo lo demás acabara en cenizas. Este es el comienzo de la “Crucifixión”, la preparación sobre lo que se va a trabajar en la “Cuarta Iniciación”, comenzando por la “Cuaresma Interior”, culminándolo en el “Festival de Pascua” que trae después de la Crucifixión la Resurrección.
La imposición de las cenizas en la frente nos recuerda que “somos nada”, para desarrollar la humildad, negar la personalidad, y desapegarnos de todas las aficiones, ya que eso distrae en la persecución del “Sedero de la Realización del Alma”. Todo algún día se volverá cenizas. Como dice el bolero de Ello Rivas: Sólo cenizas hallarás de todo lo que fue mi amor.